Jesús no es simplemente un empresario que ha encontrado una empresa prometedora en uno de sus planetas. Más bien, él es un novio que ha venido a ganar el afecto de una novia enamorada. Eso hace que sea personal para él. En una época en que el éxito del ministerio se mide por las estadísticas de crecimiento de la iglesia y el reconocimiento del nombre, Jesús nos llama una vez más volver a la simplicidad de servir a Él, porque es algo personal para nosotros, también.