Hablamos como si entendiéramos el término. El banco nos da un periodo de gracia. El político sórdido cae en desgracia. Los músicos hablan de una nota ornamental. Decimos que una bailarina se mueve con gracia y que un payaso que tiene gracia es gracioso. Usamos esta palabra para hospitales y como nombre de pila para las niñas, con ella nos referimos a los reyes, y damos gracias antes de comer. Hablamos como si supiéramos lo que significa la gracia.
El exitoso autor, Max Lucado, dice que nos conformamos con una gracia cualquiera, una gracia que es como un pez dorado que se queda en su pecera sobre el estante y nunca causa problemas ni demanda atención.
Gracia significa mucho más de lo que pensamos, y en su nuevo libro Lucado comparte las verdades de este mensaje fundamental de su ministerio. El autor desafía a los lectores no solo a recibir la gracia, sino a ser cambiados por la gracia. Moldeados por la gracia. Fortalecidos por la gracia. Animados por la gracia. Ablandados por la gracia. Tomados a la fuerza por la nuca y sacudidos hasta los sentidos por la gracia.