En una sociedad donde el cinismo y el interés personal parecen dominarlo todo, y el lema en el mundo de los negocios parece ser el de que los buenos resultados justifican en método empleado para obtenerlos, el llamado de John Beckett a la integridad y a compaginar de un modo práctico los valores cristianos con la práctica empresarial, resulta tan valiente y novedoso como reconfortante.