A Dios le gusta ver a las cosas crecer y florecer.
La metáfora de Dios como Jardinero se ve a través de todas las Escrituras a medida que leemos cómo él vela por su pueblo con intención, habilidad y tierno cuidado.
Cuando Jesús comenzó su ministerio en la tierra, llevó esta idea a un nivel completamente nuevo, revelando que él mismo es la Vid. Nos invita a un terreno sagrado y perdurable, llamándonos a florecer en la vida abundante que él ofrece.
En estas hermosas reflexiones basadas en Persiguiendo la vid, éxito de venta de Beth Moore, la autora lo invita a explorar la vida fructífera a través del lenguaje del jardín y a través de las palabras del mismo Jardinero Maestro.
La metáfora de Dios como Jardinero se ve a través de todas las Escrituras a medida que leemos cómo él vela por su pueblo con intención, habilidad y tierno cuidado.
Cuando Jesús comenzó su ministerio en la tierra, llevó esta idea a un nivel completamente nuevo, revelando que él mismo es la Vid. Nos invita a un terreno sagrado y perdurable, llamándonos a florecer en la vida abundante que él ofrece.
En estas hermosas reflexiones basadas en Persiguiendo la vid, éxito de venta de Beth Moore, la autora lo invita a explorar la vida fructífera a través del lenguaje del jardín y a través de las palabras del mismo Jardinero Maestro.